Martes 18 de Febrero de 2020. A. 6ª Semana T.0.
Caralampio, mártir (211)
Sant 1,12-18: Todo don viene del cielo. Salmo 93: Todo don viene del cielo. Mc 8,14-21: Cuídense de la levadura de los fariseos.
St. 1,12-18: Feliz el hombre que vence la prueba. Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie. No podemos echarle la culpa a Dios, depende de nosotros. Usa bien tu libertad y fidelidad a Dios.
Mc 8,14-21. Jesús se sirve de las cosas sencillas, como la levadura que fermenta en la masa, era considerada como signo y causa de corrupción. Les dice, como también a nosotros: “Abran los ojos y cuídense tanto de la levadura de los fariseos como la de Herodes” (v.15) Se refiere a la hipocresía, envidias, resentimientos, rencores, que no nos permiten crecer ni ser testimonio de vida en nuestras comunidades cristianas. Los discípulos están preocupados, por la carencia de alimentos, porque tenían un solo pan en la barca. No recuerdan la multiplicación de los panes, porque no tenían fe. No han comprendido que él sacia el hambre de todos. Él invita a sus discípulos como a nosotros a comprender que Él es el pan que da vida. Yo soy el pan de la vida: el que viene a mí no pasará hambre, el que cree en mí no pasará nunca sed (Jn 6,35)
Abramos nuestro corazón y nuestra mente para creer que Jesús es el Pan de vida. Él alimenta nuestra fe con su Palabra. Él cambia y da sentido a nuestra vida, siendo generosos, coherentes entre lo que decimos y hacemos, anunciando el Evangelio en nuestros hogares, eliminando de nuestro corazón el odio, la indiferencia y construyendo los valores del amor y del respeto solidario con nuestro prójimo. Somos la buena levadura si creamos familias donde exista comprensión, respeto y acompañamiento del otro para que el amor de Dios, sea una realidad.
¿Descubrimos a Jesús como el Pan vivo, que nos invita a compartirlo con los que carecen del pan espiritual y material?
Fr. Héctor Herrera o.p.