Viernes 26 de Junio de 2020. A. 12ª Semana T.0.

José María Robles, mártir (1927)

2Re 25,1-12: Marchó Judá al desierto. Salmo 136: Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti. Mt 8,1-4: Si quieres, puedes sanarme.

Mt. 8,1-4: La lepra era una enfermedad espantosa, excluía y segregaba a una personas  de sus relaciones con el pueblo de Dios. «¡Impuro, impuro!», gritaba el leproso desde lejos, de manera que todos se pudieran parar y evitar así acercarse a él (Lev 13, 45). Jesús actúa de distinta forma que los maestros de la Ley. Permite que el leproso se acerque y se postre ante él.

“Señor, si quieres, puedes limpiarme” (v. 2). Ante la sorpresa de todos, Jesús extiende la mano, lo tocó y le dijo: Quiero, queda limpio” (v. 3). Le dice que se presente al sacerdote para que compruebe que había sido sanado.

Hoy necesitamos acercarnos con fe a Jesús para ser sanados de nuestras lepras morales, del virus de la corrupción para limpiarnos. Tener la certeza que Jesús, quien sintió compasión por los excluidos y marginados de la sociedad, con nuestra cooperación y organización hagamos posible, que Él limpie las formas de vida en el trabajo, salud, educación, economía. Porque como el leproso sanado, necesitamos que Él toque el corazón de todos los que dirigen la nación, a diversos niveles de gobierno local, regional, nacional, sean sanados. Piensen que ser sanados de la pandemia del coronavirus, es vivir el evangelio de Jesús para impulsar el desarrollo de las pequeñas empresas, promover la agricultura, la industria de los que menos tienen para ser incluidos en un desarrollo integral, que sustente la vida de los pobres.

Jesús nos limpia y toca el corazón para que las grandes empresas a todo nivel, aún de los grandes que manejan los mcs, no se aprovechen del dolor de un pueblo, sino con inteligencia y honestidad busquemos construir una economía solidaria, donde se supere la hambruna, la falta de empleo para celebrar la vida, con fe y esperanza con Jesús Señor de la vida y de la historia.

¿Viviremos el mensaje de Jesús para ser sanados e incluidos en las decisiones de toda la nación?

Fr. Héctor Herrera, o.p.

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