PRIMER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B. 10.10.2021. MC 1, 7-11

SOLEMNIDAD DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

Tú eres mi Hijo querido

La religión en tiempo de Jesús parece que no provocaba cambios en la vida de las personas. La gente estaba inmersa en un sinnúmero de prácticas religiosas: ritos de purificación, sacrificios, etc., que se relacionaban más con la superstición y la magia, con costos económicos altísimos, pero que no lograba la transformación de las personas, el cambio de vida.

El bautismo de Jesús tiene que hacernos reflexionar como ligar nuestro bautismo a la misión, a una nueva actitud de conducta ante Dios, para asumir nuestro compromiso con hijos de Dios, llamados a la libertad.

Jesús, el hijo del Eterno Padre Dios, como hombre se identifica con ese pueblo pecador, para cambiar el curso de la historia humana y para dejarnos guiar por Dios, como el Señor nuestra vida. Jesús inaugura el proyecto de salvación que Dios tiene para toda la humanidad. Consciente de su misión inicia un nuevo camino que nos conduce a Dios. Esto nos lleva los creyentes a aceptar a Jesús, obrando rectamente para ser hijos de Dios. Él es el evangelio viviente, la buena noticia que esperábamos y que está en medio de nosotros.

Jesús “es el elegido de Dios con el Espíritu Santo que pasó haciendo el bien y sanando a los poseídos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hch 10,38). Este es el testimonio de Pedro de Jesús. Es la confesión del apóstol de la misión de Jesús y de la misión a la que nos envía. En este caso Pedro, incorpora a Cornelio a la comunidad cristiana por medio del bautismo.

Nosotros nos incorporamos a la misión de Cristo y de su Iglesia por medio del bautismo que nos lleva a ser personas nuevas, por el encuentro con Jesús y el testimonio de vida. ¿En qué conocerán que somos discípulos y discípulas de Jesús? En el amor a Dios y en el servicio de entrega a nuestros hermanos. Cuando los creyentes hoy somos transparentes y damos testimonio de una vida nueva combatiendo la corrupción, los poderes de la muerte y oscuridad que se oponen a la luz y a la común unión de la familia humana.

(+) Fr. Héctor Herrera op.

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