La pobreza existe por la distribución no equitativa de los bienes

El Papa les dijo que en este país, donde hay tanta violencia, “que retumba como el estruendo ensordecedor de un árbol que es derribado, ustedes son el bosque que crece todos los días en silencio y hace que la calidad del aire mejore, que se pueda respirar”.

Sobre sus obras de caridad, Francisco les recordó que aunque si hace más ruido el árbol que cae, Dios “ama y cultiva la generosidad que germina en el silencio, dando fruto; y posa su mirada, con alegría, en quien se pone al servicio de los necesitados”.

El bien crece -dijo- en la sencillez de manos y corazones abiertos a los demás; en la valentía de los pasos pequeños que se dan para acercarse a los más débiles en el nombre de Jesús.

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