“Testimoniar a Dios-amor, creando comunión en su nombre”

Al comentar el Evangelio de esta Solemnidad, que está tomado del diálogo de Jesús con Nicodemo (cfr. Jn 3,16-18), el Santo Padre recordó que, Nicodemo era un miembro del Sanedrín, apasionado por el misterio de Dios; que reconoce en Jesús un maestro divino y, a escondidas, de noche, va a hablar con Él.

“Jesús lo escucha y comprende que es un hombre que está en un proceso de búsqueda. Entonces, primero lo sorprende, respondiéndole que para entrar en el Reino de Dios es preciso renacer; y después le desvela el núcleo del misterio diciéndole que Dios ha amado tanto a la humanidad que ha enviado a su Hijo al mundo. Jesús, el Hijo, nos habla del Padre y de su inmenso amor”.

El Papa Francisco presentó la imagen familiar del “Padre y del Hijo”, una imagen que, si lo pensamos, echa por tierra nuestro imaginario sobre Dios.

“Efectivamente, la palabra ‘Dios’ nos sugiere una realidad singular, majestuosa y distante, mientras que oír hablar de un Padre y un Hijo nos reconduce a casa. Sí, podemos pensar a Dios a través de la imagen de una familia reunida en la mesa, donde se comparte la vida. Por lo demás, la mesa, que al mismo tiempo es altar, es un símbolo con el que ciertos iconos representan a la Trinidad. Es una imagen que nos habla de un Dios comunión. Padre, Hijo, y Espíritu Santo: comunión”.

“María nos ayude a vivir la Iglesia como una casa en la que se ama de manera familiar, para gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo”, el Santo Padre nos dejó las siguientes preguntas para seguir reflexionando sobre el misterio del Dios Uno y Trino.

“¿Testimoniamos a Dios-amor? ¿O bien Dios-amor se ha convertido para nosotros en un concepto, algo que ya hemos escuchado pero que ya no nos mueve y ya no provoca la vida? Si Dios es amor, ¿nuestras comunidades lo testimonian? ¿Saben amar? ¿Son como familias? ¿Tenemos siempre la puerta abierta, sabemos acoger a todos, subrayo a todos, como hermanos y hermanas? ¿Ofrecemos a todos el alimento del perdón de Dios y el vino de la alegría evangélica? ¿Se respira aire de casa, o nos parecemos más a una oficina o a un lugar reservado donde solo entran los elegidos? Dios es amor, Dios es Padre, Hijo, y Espíritu Santo, y ha dado la vida por nosotros, por esta cruz”.

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