El papa Francisco hace un llamado urgente devolver al mundo el aroma bueno y fresco
«Es urgente devolver al mundo el aroma bueno y fresco del pan del amor, seguir esperando y reconstruyendo sin cansarse nunca de lo que el odio destruye».
«La Eucaristía nos enseña a bendecir, acoger y besar siempre los dones de Dios», dice el Obispo de Roma, «no desperdiciando las cosas y los talentos que el Señor nos ha dado», perdonando y levantando a los que se equivocan», porque “todo es un don y nada se puede perder. Todos deben tener la oportunidad de levantarse y volver al camino». La invitación es a asumir cada día «actitudes eucarísticas”.
«Y ayuda siempre a los que han caído: sólo una vez en tu vida puedes mirar a una persona desde abajo: para ayudarla a levantarse».
Bendecir el pan, continuó el Santo Padre, significa «hacer memoria», «revivir la Pascua de Cristo, su Pasión y Resurrección, con las que nos liberó del pecado y de la muerte» y nos mostró que sólo en el servicio y en el don podemos vivir como hombres libres. «Hacer memoria de nuestra vida, de nuestros aciertos, de nuestros errores, de esa mano tendida del Señor que siempre ayuda a levantarnos; hacer memoria de la presencia del Señor en nuestra vida».
«Hay quien dice que es libre quien sólo piensa en sí mismo, quien disfruta de la vida y quien, con indiferencia y tal vez arrogancia, hace lo que quiere a pesar de los demás. Pero esto no es libertad: es una esclavitud oculta, una esclavitud que nos hace aún más esclavos».
«La libertad no se encuentra en las cajas fuertes de los que acumulan para sí mismos, ni en los sofás de los que se recuestan perezosamente en el desentendimiento y el individualismo: la libertad se encuentra en el cenáculo donde, sin otro motivo que el amor, uno se inclina ante los hermanos y hermanas para ofrecerles su servicio, su vida».