La paz está amenazada y el Año jubilar es necesario

El tradicional discurso del Papa al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede – a los embajadores que en la actualidad proceden de 184 países – representa una llamada de atención ante las coyunturas del mundo con sus desafíos y los caminos posibles a recorrer en favor de la humanidad. En esta ocasión, Francisco dedicó su reflexión a la paz, cada vez más amenazada, recordando que es tarea de la Santa Sede, en el seno de la comunidad internacional, ser una voz profética y una llamada a la conciencia.

Entre otros temas, se refirió a la inteligencia artificial, la migración, la maternidad subrogada y otros “nuevos derechos no del todo compatibles respecto a los definidos originalmente y no siempre aceptables”, la protección del patrimonio genético humano, el cambio climático, la educación, la libertad religiosa y las desigualdades, sin olvidar el próximo Jubileo.

El Papa Francisco afirmó que “hay una palabra que resuena en modo particular en las dos principales fiestas cristianas. La oímos en el canto de los ángeles que anunciaban en la noche el nacimiento del Salvador y la escuchamos en la voz de Jesús resucitado. Es la palabra ‘paz’. La paz es en primer lugar un don de Dios: es Él quien nos deja su, pero al mismo tiempo es nuestra responsabilidad”.

“Felices los que trabajan por la paz (Mt 5, 9). Una palabra tan frágil y a la vez tan comprometedora y densa de significado. A ella quisiera dedicar nuestra reflexión de hoy, en un momento histórico en el cual está cada vez más amenazada, debilitada y en parte perdida”

Francisco reafirmó que “el camino hacia la paz pasa también por el diálogo interreligioso, que exige ante todo la protección de la libertad religiosa y el respeto de las minorías. Nos duele, por ejemplo, constatar que cada vez más países adoptan modelos de control centralizado de la libertad religiosa, con el uso masivo de la tecnología”.

“Particularmente preocupante es el aumento de actos de antisemitismo que se han verificado en los últimos meses; y quiero reiterar una vez más que esta lacra debe ser erradicada de la sociedad, sobre todo con la educación en la fraternidad y la aceptación del otro”

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