El tiempo es circular

En ocasiones el tiempo es repetitivo, como si estuviéramos dando vueltas en círculos, se parte de un punto para volver al mismo. Quizá es lo que pensaron los pacientes, trabajadores y familiares que estuvieron protestando por semanas en contra de la reubicación del Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas del Sur (IREN Sur), cuando el 11 de junio de este año, el vocero de la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN) en Arequipa, confirmó que el proyecto de mejoramiento del instituto se desarrollaría en su sede actual.

La noticia, que pretendía calmar las aguas, parecía más bien un recordatorio de las semanas de incertidumbre y tensión que la población tuvo que soportar. Las marchas, las pancartas, las reuniones fallidas y las promesas que se esfumaban al calor de los discursos oficiales, dejaron cicatrices en quienes dependen del hospital no solo para sanar el cuerpo, sino también para sostener la esperanza. En cada protesta se escuchaba la misma consigna: el traslado del IREN Sur significaba condenar a muchos pacientes a un sufrimiento innecesario.

Durante ese tiempo, el nombre de Rohel Sánchez, gobernador regional, estuvo en el centro de la polémica. Su insistencia en reubicar el hospital, pese a los acuerdos previos y al clamor de los pacientes, generó un clima de alarma que parecía no tener fin. En la avenida La Salud, donde el IREN Sur permanece como un símbolo de resistencia, se vivieron jornadas marcadas por la angustia y la indignación, mientras la incertidumbre dejaba al descubierto un sistema de salud que, más allá de las intenciones políticas, sigue siendo rehén de decisiones erráticas.

La propuesta inicial para el mejoramiento del IREN Sur parecía clara y prometedora: una inversión de 1200 millones de soles y un plazo de cuatro años para su ejecución. El proyecto contemplaba desde consultorios externos hasta un moderno centro quirúrgico con diez salas de operaciones, una unidad de cuidados intensivos y áreas especializadas como patología clínica, radioterapia y banco de sangre.

Todo ello, según lo estipulado en el convenio firmado el 13 de septiembre de 2024 entre el Gobierno Regional de Arequipa (GRA) y la ANIN. Convenio que dio lugar a la publicación del Decreto Supremo N° 096-2024-PCM, mediante el cual se daba inicio a las fases de Formulación y Evaluación; y Ejecución de la nueva infraestructura. Debía realizarse en el mismo terreno del hospital, ubicado en el Cercado de Arequipa. Sin embargo, esa certeza se fue diluyendo mientras la insistencia del GRA por cambiar de ubicación iba en aumento, generando desconcierto y rechazo.

Lo que siguió fueron episodios que ahondaron la crisis de confianza, la Contraloría reveló en septiembre de 2024 un perjuicio económico de 624 mil soles por una obra en el hospital que no llegó a usarse, y en enero de 2025 un error médico estremeció a la opinión pública, cuando se extirpó erróneamente la tiroides de una paciente que solo requería una biopsia.

En este ambiente de tensiones acumuladas, las autoridades regionales, encabezadas por el gobernador Rohel Sánchez y su equipo, impulsaron en abril de 2025 un giro que desató la polémica: se planteó trasladar el nuevo IREN Sur al Cono Norte, cerca de la carretera Arequipa-La Joya. Las justificaciones oficiales hablaban de mejorar el acceso a pacientes de provincias y de dinamizar la economía de la zona, pero lo que creció fue la resistencia de la población, que veía en ese traslado una amenaza para su vida y su derecho a la salud.

Mientras las mesas de diálogo trataban de calmar las aguas, las cifras comenzaron a ser un nuevo punto de fricción. El área proyectada del hospital pasó de los 27 mil 334 metros cuadrados acordados inicialmente a más de 30 mil, un cambio que, según las autoridades, el terreno actual del IREN Sur no podía cubrir, pues no superaba los 20 mil metros cuadrados.

Además, la obra prometida beneficiaría a más de nueve millones de personas en la macrorregión sur del país, lo que parecía un argumento sólido para la reubicación. Sin embargo, las asociaciones de pacientes, como los Valientes Leoncitos Oncológicos del Sur (VLOS), no se dejaron convencer.

Para ellos, cada kilómetro extra que debían recorrer era un riesgo añadido en la lucha diaria contra el cáncer. La presidenta de esta asociación declaró que la reubicación del hospital se traduciría, en pocas palabras, en “muertes”. Entre cifras, anuncios y rectificaciones, el proyecto se convirtió en un campo minado de contradicciones que aún hoy deja cicatrices en el debate público de Arequipa.

El 15 de mayo de este año, la incertidumbre alcanzó un nuevo punto crítico: pese a los anuncios sobre la inminente construcción del nuevo IREN Sur, el gobernador regional Rohel Sánchez admitió que el proyecto aún carecía de recursos y de una fecha concreta de inicio. Aunque en declaraciones públicas aseguró que la obra sería un avance trascendental para la salud en la macro región sur y que su ejecución tomaría cuatro años, lo cierto es que los fondos seguían sin materializarse.

Sánchez intentó dar un giro positivo al indicar que se reunió en Lima con el Ministro de Economía, Raúl Pérez Reyes, el viceministro de Gobernanza Territorial, Juan del Carmen Haro Muñoz, y el ahora ex presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, comprometiéndose a priorizar el financiamiento de expedientes técnicos concluidos, pero las promesas no bastaron para calmar la preocupación de los pacientes y la población.

La situación se tensó aún más al día siguiente, el 16 de mayo, cuando los médicos y representantes del IREN Sur, liderados por el presidente del Frente de Defensa, Ítalo Palomino, denunciaron la falta de transparencia en el proceso. Durante semanas intentaron reunirse con el gobernador Sánchez, quien evitó el encuentro directo y delegó el diálogo a funcionarios de menor rango, incapaces de justificar técnica o legalmente la necesidad de la reubicación.

Palomino fue enfático al señalar que los argumentos brindados por el GRA, como la supuesta insuficiencia del terreno actual, eran falsos, y alertó que las nuevas ubicaciones propuestas, como el Kilómetro 6 en la  autopista Arequipa-La Joya, Ciudad de Dios o Umapalca, no contaban con servicios básicos esenciales, lo que haría inviable el proyecto y pondría en riesgo su financiamiento.

El descontento se reflejó nuevamente en las calles el 22 de mayo, cuando pacientes y trabajadores del IREN Sur realizaron una masiva protesta en la Plaza España. Con pancartas y consignas como “El cáncer no espera y nosotros tampoco”, rechazaron la propuesta de traslado e insistieron en que el terreno actual, aunque limitado en extensión, podía ampliarse verticalmente para responder a las necesidades del centro oncológico.

Mientras tanto, el gerente regional de Salud, Walther Oporto, que asumió interinamente la dirección del IREN Sur el 20 de mayo, prometió una evaluación exhaustiva del proyecto, aunque eso no calmó a los manifestantes. Estos solicitaron el apoyo de la Comisión de Lucha contra el Cáncer en Lima y la intervención de la Defensoría del Pueblo, decididos a no cesar las movilizaciones hasta garantizar una solución que priorice la vida y los derechos de los pacientes por encima de intereses políticos.

El 3 de junio de 2025, finalmente el gobernador regional Rohel Sánchez confirmó lo que por semanas fue motivo de especulación y controversia: el nuevo IREN Sur sería construido en un terreno ubicado en Umapalca, con una extensión de 108 mil metros cuadrados, muy superior a los 30 mil que se requerían según los últimos informes técnicos.

El anuncio fue acompañado de explicaciones sobre la legalidad del terreno, que, según Sánchez, formaba parte de los aportes establecidos por la Ley N.º 29090, y contaba con partida registral. Jaime Mujica, presidente de la Asociación Umapalca, detalló que el área estaba bien ubicada, próxima al futuro puente que uniría Jose Luis Bustamante y Rivero y Sabandía y a la vía que conectará Yarabamba con Cocachacra, lo que, según sus palabras, garantizaría la accesibilidad al centro oncológico.

Un día después, el 4 de junio, el Consejo Regional de Arequipa aprobó la transferencia del terreno, luego de un debate basado en el dictamen de la Comisión de Ordenamiento Territorial, Vivienda y Saneamiento. El predio de 90,310 metros cuadrados quedó oficialmente destinado al Gobierno Regional de Arequipa para la ejecución del hospital, pese a que meses antes el proyecto había sido valorizado en 800 millones de soles y ahora la cifra superaba los 1,100 millones.

El dictamen se sustentó con documentos como el Memorándum N.º 727 del GRA y el oficio N.º 000963-205-ANIN/JEF, en el que la ANIN confirmaba que el terreno podría cumplir con la Norma Técnica Sanitaria N.º 119-MINSA. Sin embargo, la aprobación encendió aún más la polémica, pues mientras las autoridades hablaban de avances, las voces críticas cuestionaban el trasfondo del proceso.

El 9 de junio, la controversia escaló cuando el consejero regional César Huamantuma denunció penalmente al gobernador Rohel Sánchez y al dirigente Jaime Mujica por presunta colusión y tráfico de influencias en el traslado del hospital. La denuncia, presentada ante el Ministerio Público, advertía de una posible concertación indebida, señalando que el cambio de ubicación carecía de sustento técnico y legal, y comprometía una inversión de S/ 1,200 millones.

El colectivo Solidaria Perú, representado por el abogado Arturo Salas Vildoso, respaldó la denuncia y alertó que los consejeros que votaron a favor de la transferencia podrían asumir responsabilidad legal. Mientras tanto, las autoridades locales, como el alcalde de Sabandía, Víctor Pauca, defendían la decisión, asegurando que el terreno estaba “saneado” y que el hospital no estaría tan alejado como se decía: “Será a 10 minutos, ¿no?”, afirmó. Aunque en la práctica la distancia real triplicaba sus afirmaciones optimistas.

El 11 de junio marcó un giro decisivo en la historia del nuevo IREN Sur. Ese día, el cuerpo médico del Instituto Regional de Enfermedades Neoplásicas del Sur, liderado por el doctor Víctor Begazo, celebró la ratificación de la construcción del hospital en su actual ubicación en la avenida La Salud, descartando definitivamente el traslado a Umapalca.

Begazo subrayó que esta decisión se ajusta a la Norma Técnica 119 y responde a criterios de accesibilidad y planificación, aunque advirtió la urgente necesidad de implementar un área de contingencia de 8 mil metros cuadrados contigua al hospital Honorio Delgado. A la par, la doctora Patricia Nina alertó sobre el inminente riesgo de paralización del tomógrafo del IREN Sur, sin mantenimiento desde agosto de 2023, lo que reflejaba el abandono técnico en medio de tanta incertidumbre.

En ese contexto, el consejero regional Fernando Cornejo calificó de «terquedad» la insistencia del gobernador Rohel Sánchez en cambiar la ubicación del hospital, mientras la ANIN, a través de su vocero Fredy Vallejo Silvera, zanjó el tema: el nuevo IREN Sur se edificará donde está, en un área de 27 mil metros cuadrados, con 8 mil adicionales para la contingencia, y un presupuesto de más de 1,188 millones de soles.

Para el 12 de junio, aunque ya se había decidido la ubicación definitiva del hospital, persistían retos significativos. La búsqueda de un nuevo director para el IREN Sur continuaba sin resultados, lo que preocupaba al personal médico y a los pacientes, pues sin una autoridad estable, la gestión de un proyecto de tal magnitud podría verse comprometida.

Walther Oporto, quien además de ser el Gerente Regional de Salud aún se mantiene como gerente del IREN Sur, aseguró su compromiso con encontrar al profesional idóneo, mientras se confirmaba que el plan de contingencia se desarrollaría en los terrenos colindantes al hospital, en la avenida La Salud. Esto, tras evaluar opciones en otras zonas de Arequipa que fueron finalmente descartadas por su complejidad logística y distancia, garantizando así que la atención médica no se interrumpa durante las obras.

La decisión final de edificar el nuevo IREN Sur en su actual localización no solo puso punto final a meses de debates y controversias, sino que también reflejó la necesidad de priorizar el bienestar de miles de pacientes por encima de intereses y pugnas políticas. La construcción de esta infraestructura hospitalaria, calificada como una de las más ambiciosas del sur del país, será un respiro para los más de 9 millones de habitantes que se beneficiarán de un servicio oncológico de calidad.

Ahora, la atención está puesta en que el proceso de licitación, construcción y ejecución cumpla con los plazos establecidos, mientras la región entera espera que las lecciones de esta turbulenta historia sirvan para gestionar con mayor transparencia y eficiencia los proyectos de salud pública.

Pues bien, en ocasiones el tiempo parece dar vueltas en círculos, llevándonos por caminos llenos de incertidumbre solo para regresar al punto de partida. Así lo sintieron, quizás, los pacientes, trabajadores y familiares que alzaron su voz durante semanas, enfrentando el desgaste emocional de protestas y debates, hasta que, el 11 de junio, la confirmación de la ANIN selló lo que siempre defendieron: que el IREN Sur debía quedarse en su lugar.

Redacción David Mendez

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