Miércoles 09 de diciembre de 2020. II semana de Adviento
Pedro Fourier, fundador (1640)
Juan Diego (1548)
Is 40, 25-31 El Señor da fuerza
Salmo 102
Mt 11, 28-30: Vengan los que están cansados
El profeta Isaías alienta al pueblo desterrado. Dios en su cansancio viene en nuestra ayuda, para despertar la fe en Dios que nos da la vida. Él da aliento a los cansados y desesperados, a los jóvenes que vacilan y les falta las fuerzas (cf. Is. 40,29-30) Dios no olvida a los indígenas que como Juan Diego eran víctimas de la exclusión y de la esclavitud.
Un sábado de 1531 al indio Juan Diego, iba camino a México para ser instruido en la doctrina cristiana, se le aparece en el cerro del Tepeyac María, quien le habla con ternura y cariño, como una madre habla a sus queridos hijos, as: «Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo».
Los problemas que hoy aquejan al mundo, como es el cambio climático que afecta la vida de las personas a nivel mundial y su entorno, y la Covid 19 que se ha llevado muchas vidas dejando a muchos huérfanos, todo esto nos permiten volver a Jesús, el rostro misericordioso de Dios para saber encontrar soluciones concretas a la salud, al agua, al aire, a la vida, al cuidado de la casa común, porque está en juego la vida humana. El llamado que hizo María a Juan de construir un templo vivo de la humanidad, se da en la escucha atenta al Dios de la vida y a la búsqueda de la verdad y del diálogo sincero para escuchar la voz de María y escuchar a Cristo, principio y fin de la creación. Escuchemos como Juan Diego a María. “¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás por ventura en mi regazo?”.

