Campesinas peruanas emplean técnicas milenarias para «cosechar» agua
Con picos y palas le dan batalla al cambio climático. Y lo hacen a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Son mujeres campesinas de la región de Cusco, en Perú, que junto a sus familias llevan adelante la «siembra y cosecha de agua».

Una mujer campesina construye zanjas de infiltración en la región peruana de Cusco, a casi 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar
Organizadas, con constancia y duro trabajo, han recuperado técnicas milenarias que habían sido dejadas de lado. «Es un aprendizaje ancestral», asegura a DW la campesina Maribel Palomino, una de las líderes de la iniciativa.
«Todo comenzó con los problemas por el cambio climático», se lamenta. «El agua es escasa y hay tiempos de sequía», describe la situación Palomino, presidenta de la Asociación de Productoras Ecológicas de Quispicanchi, APPEQ, encargada del proyecto.

Mujeres campesinas, productoras agroecológicas de la comunidad de Sachac, trasladan piedras que emplearán en la construcción de «qochas» rústicas
Así, más de 80 mujeres de la región han puesto manos a la obra para recuperar el recurso vital.
Saberes de las culturas inca y preinca
«La técnica consiste en el proceso de recolección («siembra») de agua de lluvia en el subsuelo para poder recuperarla tiempo después («cosecharla»)”, indica a DW Janet Nina, ingeniera agrónoma bilingüe quechua-español, encargada de la asistencia técnica de la iniciativa.

Janet Nina, ingeniera agrónoma bilingüe quechua – español, a cargo de la asistencia técnica de la iniciativa.
Suena sencillo, pero no lo es tanto. El cometido se lleva adelante, en primer lugar, con la construcción de zanjas de infiltración y qochas.
«Las zanjas de infiltración son canales que se excavan en terrenos de ladera de los cerros, que sirven para atrapar el agua que corre superficialmente por las laderas o pendientes en épocas de lluvias intensas», explica a este medio Esther Elena Villanueva Díaz, responsable del proyecto, promovido por el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.
«Y se les da mantenimiento limpiando el material arrastrado por el agua o sedimento, para que aumente su vida útil», continúa Villanueva Díaz.
En tanto, las qochas «son pequeños depósitos de agua que se ubican en las cabeceras de cuenca, que retienen y represan el agua de lluvia mediante la construcción de diques de piedra, arcilla o champas (materiales locales)», consigna la especialista.

Familias campesinas contruyendo las zanjas de infiltración en las laderas de Cusco
«El objetivo es la siembra de agua para que se infiltre a través del suelo y subsuelo y, de esta manera, alimente a los acuíferos que dan origen a los manantiales, también llamados ‘ojos de agua», agrega.
Y no es todo. «También se promueve la forestación y reforestación con plantas nativas, que son formas de proteger el suelo del impacto de las lluvias fuertes y que hacen que el agua se infiltre e ingrese en la tierra», puntualiza la experta desde Lima.
F/DW