Miércoles 23 de marzo de 2022 de la Tercera semana de Cuaresma
Lectura del libro del Deuteronomio 4, 1. 5-9
Sal 147, 12-13. 15-16. 19-20 R/. Glorifica al Señor, Jerusalén
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19
Ciertamente los cristianos somos más afortunados que el pueblo judío, al que Dios habló a través de los patriarcas, de los profetas… a nosotros nos ha hablado a través de su Hijo, de Jesús de Nazaret. El que sabe mejor que nadie, para eso es Dios, los caminos que hemos de seguir los hombres para encontrar eso que todos tanto deseamos que es el sentido y la felicidad. Jesús, en el evangelio de hoy, nos dice que no ha venido a abolir la ley o los profetas, sino que ha venido a dar plenitud. Y la plenitud nos la regala no solo con algún retoque en algunos de los mandatos antiguos, sino principalmente a través de su amistad. “A vosotros os llamo amigos”. Viene hasta nosotros para que podamos recorrer nuestro camino siempre unidos a él, desde la amistad con él. Una amistad que le lleva a instalarse en nuestro corazón. “El que come mi cuerpo y bebe mi sangre está en mí y yo en él”. Ciertamente eso es dar plenitud a lo vivido en el Antiguo Testamento por el pueblo judío.
También la buena memoria debe funcionar en los cristianos. Debemos recordar siempre todo lo que Jesús hizo y sigue haciendo por nosotros. Cada eucaristía pretende refrescar nuestra memoria para recordar el camino trazado por Jesús, el camino del amor, de la vida entregada, el que conduce a la resurrección, a la plenitud de la vida y de la felicidad. “Haced esto en memoria mía”. Un camino que da cumplimiento y va más allá de la ley y los profetas.
F/DOMINICOS.ORG