Viernes 31 de enero de 2020. A. 3ª Semana T.0.

Juan Bosco, fundador (1888)

2Sm 11,1-4a.5-10a.13-17: Te has burlado de mí. Salmo 50: Misericordia, Señor, que hemos pecado. Mc 4,26-34: ¿Con qué compararemos el reino de Dios?

Mc 4, 26-34. Jesús vive en una tierra de agricultores, para explicarnos el reino de Dios, se vale de la semilla que es sembrada en la tierra. El reino de Dios va creciendo en tu corazón, cuando cultivamos el amor a Dios y a nuestro prójimo. Cuando en una comunidad crece la seguridad de los ciudadanos, motivados por el amor a Dios y al respeto por la vida del prójimo, se va deshaciendo la cizaña y los abrojos que son la maldad del corazón del ser humano. Y uno va cambiando el corazón de las personas, cuando hay un testimonio de entrega y compromiso de las autoridades y del pueblo por mejorar la vida y la protección de los demás.

El que siembra la buena semilla es Jesús. Siembra en tu corazón el amor, la fe, la solidaridad para que tú siembres esa buena semilla, en tu barrio, comunidad, sociedad porque somos ciudadanos del reino de Dios que significa hacer presente y testimoniar la vida como don de Dios, el acercarnos y ser más hermanos los unos de los otros, para protegernos y cuidarnos y la sociedad o el lugar donde vivimos sea un lugar de encuentro que glorifique a Dios por el don de la vida.

Los partidarios del maligno son los que siembran la cizaña: divisiones, autoritarismo, sed de poder, aprovecharse de los demás, los odios, la violencia. Son opuestos al proyecto de Dios. Cada uno de nosotros debemos examinarnos si hacemos crecer el trigo bueno o la cizaña en nuestros corazones.

Jesús, nos pide desde la humildad y sencillez de vida, crezcamos en la fe y en la esperanza de ser signos vivos del reino de Dios en este mundo. Confiando en la fuerza de Dios, podemos hacer desde las cosas más simples de la vida, que florezca la luz de Jesucristo.

San Juan Bosco, el maestro de la juventud, supo sembrar en el corazón de la juventud los valores y principios cristianos a través de la educación. Que él siga iluminando a la familia salesiana para ser luz en el camino de tantos educandos. Feliz día a todos salesianos y salesianas.

Fr. Héctor Herrera O.P.

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