Lunes 25 de Mayo de 2020. A. 7ª Semana de Pascua

María Magdalena de Pazzi (1607)

Hch 19,1-8: ¿Recibieron el Espíritu Santo? Salmo 67: Reyes de la tierra, canten al Señor. Jn 16,29-33: Yo he vencido al mundo.

Jn. 16,29-33. Los discípulos ahora, sí parece que van comprendiendo lo que Jesús les habla, sin usar comparaciones. “Ahora sabemos que lo sabes todo y que no hace falta que nadie te pregunte; por eso creemos que vienes de Dios” (v. 29). Su fe ha ido madurando y van descubriendo el misterio de Dios. Es como si nosotros, cristianos de hoy, por más que leamos la Sagrada Escritura, si no la ponemos en práctica, no comprenderemos, o tal vez no queremos comprender la Palabra Viva de Jesús. ¿Por qué? Porque su palabra nos lleva a un cambio profundo en nuestra vida, en nuestra conducta. Y nos exige coherencia entre lo que decimos, vivimos y hacemos.

Los discípulos tenían una fe insuficiente, porque no querían aceptar que Jesús iba a pasar por el camino de la cruz. Pero a la vez su tristeza se transformaría en alegría, el Padre lo resucitaría. Su vida es coherente y fue fiel a la verdad. Cuestionó la conducta de las autoridades religiosas de su tiempo; su hipocresía, su falta de fe en el Dios vivo, la falta de compasión, justicia y amor a los pobres. La suerte de Jesús estaba echada. Es como si hoy los discípulos fuéramos consecuentes hasta el fin, nos costaría el mismo camino de la cruz de Jesús.

Hemos sido testigos, a través de la historia, los seguidores de Jesús, como hoy los cristianos en Egipto, Siria, Irak, Paquistán, Palestina, África, Asia, América Latina y el Caribe, son asesinados, perseguidos por seguir el camino del Evangelio de Jesús. Existe intolerancia y persecución religiosa en pleno siglo XXI. Pese a esto siguen a Jesús. Tenemos que orar por nuestros hermanos perseguidos por la fe.

Ustedes dicen que creer, nos reta Jesús; demuéstrenlo, no vivan cada uno por su lado, con una espiritualidad individualista. Esta pandemia de coronavirus, tiene que llevarnos a una actitud positiva de amor, de cuidado de la creación frente al cambio climático, de respeta los derechos humanos de toda persona. Construir una sociedad más humana y solidaria donde la economía busque el bienestar de todos.

Ustedes van a sufrir en este mundo, por mi causa. Y este es el signo del cristiano: Luchar y ser valientes. Por qué “Yo he vencido al mundo” (v. 33). Es tener el coraje de ser discípulo. Saber amar aún a los que no nos aman. Porque el amor brota del que vive el evangelio con fidelidad.

¿Tenemos la fe suficiente para saber reconocer el amor de Jesús? ¿Nos esforzamos por escuchar y comprender su Palabra?

Fr. Héctor Herrera OP.

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