Martes 07 de Julio de 2020. A. 14ª Semana T.0.
Fermín, obispo y mártir (s. IV)
Os 8,4-7.11.13: Siembran vientos. Salmo 113: Israel confía en el Señor. Mt 9,32-38: La mies es abundante.
Mt 9,32-38 nos dice que en Jesús se cumple esta sanación y liberación de las tinieblas. Desata la lengua del sordomudo para que se comunique. Los fariseos, no reconocen el dedo de Dios, más bien lo insultan: “Expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios” (v.34).
Jesús sale al encuentro de todo ser humano, como hoy tenemos que ser una Iglesia misionera, en salida. El Papa Francisco nos recuerda a todos los creyentes la misión evangelizadora tiene que ser llena de alegría. 21. La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera. La experimentan los setenta y dos discípulos, que regresan de la misión llenos de gozo (cf. Lc 10,17). La vive Jesús, que se estremece de gozo en el Espíritu Santo y alaba al Padre porque su revelación alcanza a los pobres y pequeñitos (cf. Lc 10,21). La sienten llenos de admiración los primeros que se convierten al escuchar predicar a los Apóstoles «cada uno en su propia lengua» (Hch 2,6) en Pentecostés. Esa alegría es un signo de que el Evangelio ha sido anunciado y está dando fruto. Pero siempre tiene la dinámica del éxodo y del don, del salir de sí, del caminar y sembrar siempre de nuevo, siempre más allá. El Señor dice: «Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido» (Mc 1,38). Cuando está sembrada la semilla en un lugar, ya no se detiene para explicar mejor o para hacer más signos allí, sino que el Espíritu lo mueve a salir hacia otros pueblos.
¿Escuchamos y practicamos la Palabra de Dios y la comunicamos a los demás con alegría?
Fr. Héctor Herrera op.