Martes 04 de mayo de 2021. Tiempo de Pascua, Semana No. 5
Carlos Rodríguez (1963)
Hch 14, 19-28: Contaron lo que Dios había hecho
Salmo 144: Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu Reino
Jn 14, 27-31a: Mi paz les doy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: La paz les dejo, les doy mi paz, y no como la da el mundo. No se inquieten ni se acobarden.
Jesús es mensajero de paz. Pero no es la paz de los Estados que se fundamenta en el cese de conflicto o de violencia solamente. Además de erradicar toda violencia y superar todo conflicto, la paz de Jesús consiste en llenarse del amor misericordioso de Dios. Una paz sin misericordia, es decir, sin perdón, sin reconciliación, sin caridad es una paz falsa. La paz auténtica nace de lo más profundo del corazón no de simples tratados o acuerdos según conveniencias sociales, políticas o económicas. La paz de Jesús es fruto del inmenso amor entre el Padre y Él. Solo el amor auténtico, oblativo puede ser fuente inagotable de la paz verdadera, la paz que es fruto de la justicia, del respeto por la dignidad del ser humano, de solidaridad efectiva con los empobrecidos y excluidos del mundo. ¿Has tenido alguna experiencia de vivir una auténtica paz fruto del Evangelio de la solidaridad y la justicia? ¿Qué acciones puedes promover en tu círculo familiar para alcanzar verdadera paz?
F/Editorial Claretiana