Sábado 19 de febrero de 2022 de la Sexta Semana del Tiempo Ordinario

Lectura de la carta del apóstol Santiago 3,1-10:

Sal 11,2-3.4-5.7- 8ab R/. Tú nos guardarás, Señor

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-13)

El Evangelio nos sitúa en un contexto un tanto particular, en la altura de una montaña. Es el espacio de la cercanía e intimidad con Dios, y en su cima se acorta la distancia entre lo humano y lo divino. Allí se fomenta la relación interpersonal con Dios, pues -según la imagen clásica- al estar más cerca del cielo se puede dialogar con el Hacedor sin dificultad y la súplica es escuchada.  Aparece también al inicio un verbo que nos habla precisamente de la intimidad que precisa el discípulo para llenarse de la enseñanza del Maestro: «llevó consigo». A los que pertenecen a su grupo, Jesús «los lleva consigo».

El Maestro se transfigura ante sus discípulos. El escenario se llena de luz, que en definitiva viene a apuntar la misión del mismo Cristo: su pasión, muerte y resurrección. Y en esa misión estamos incorporados todos los discípulos, todos los bautizados. Entrar a formar parte de la luz de la resurrección, y la misión de ser luz en medio de un mundo alcanzado por las heridas de tantas tinieblas es la tarea de los que siguen a Jesús.

La voz del Padre nos marca el camino de entrada en la luz de la resurrección. Solo pasaremos allí si somos capaces de escuchar a su Hijo Jesucristo. Su vida, acciones, gestos, miradas de ternura, su capacidad de sentir compasión, etc, son las ráfagas de luz que nos ha dejado el Nazareno, con las que ha ido sanando las heridas del mundo. La luz que vino a los suyos y los suyos no fueron capaces de percibir (Cf. Jn 1, 11). La luz que nos habla de un amor entregado hasta el final, de pan partido y sangre derramada que se hace ofrenda transfigurada por su amor.

F/DOMINICOS.ORG

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *