Jueves 24 de noviembre 2022. Trigésimo cuarta semana del Tiempo Ordinario – Año Par

San Ignacio Delgado y cc.mm.

Lectura del libro del Apocalipsis 18,1-2.21-23;19,1-3.9a

Sal 99,2.3.4.5 R/. Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero

Lucas 21,20-28: «Enderécense y levanten la cabeza»

Jesús quiere corregirnos de ese deseo, a veces insaciable, de saber lo que vendrá y cómo será. Lo que nos enseña o nos quiere remarcar, es la actitud que tendremos que tener cuando esto pase, si nos toca vivirlo, porque además no lo sabemos. Habla de tres cosas muy concretas: ánimo, levantar la cabeza y liberación. Parece irónico que después de tanto desastre se nos invite a tener ánimo. Esta actitud sólo la puede tener aquel que tiene los pies bien puestos sobre la tierra, pero al mismo tiempo los ojos y el corazón en el cielo, simbólicamente, solo el que tiene su corazón anclado en la vida que vendrá, pero con esperanza. Es el ánimo que proviene de la fe, solo el que cree puede pensar y sentir así, el que tiene la certeza de que la palabra de Dios es verdad y jamás defrauda. El ánimo en estas situaciones es de alguna manera un indicador de la fe. ¿Decimos que creemos y nos desesperamos? Si ante la posibilidad del fin perdemos la esperanza es porque nuestras certezas están atadas con criterios demasiado humanos. Muchas veces tenemos la fe atada a un alambre. Cuando llega la prueba, ahí es donde se comprueba verdaderamente dónde está atada nuestra fe.

Pidamos ese ánimo que nos impulsó a levantar la cabeza, un alma alegre para estar dispuestos y preparados a lo que venga, sabiendo que nada se escapa de las manos de nuestro Padre.

F/ Dominicos.org

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