Jueves 17 de Octubre de 2019. C. 28ª Semana T.0.

Ignacio de Antioquía (s. II)

Rom 3,21-30: Se es justificado por la fe. Salmo 129: Perdónanos, Señor, y viviremos. Lc 11,47-54: Son cómplices de lo que hicieron sus padres.

Lc 11,47-54, Jesús recrimina a los escribas y fariseos que construyen mausoleos a los profetas, olvidando que sus mayores los mataron porque denunciaban la injusticia. Responsabiliza a los líderes religiosos de ser cómplices de esos crímenes. Dios les pedirá cuenta de la sangre derramada desde Abel hasta Zacarías. Hoy también Dios nos pedirá cuenta de la sangre derramada de tantos profetas reconocidos y anónimos de A.L, el Caribe y del mundo que derramaron su sangre por causa de su fe en Cristo, porque se opusieron a los proyectos de la corrupción, al asesinato de los débiles, all atentado contra las poblaciones originarias, a quienes depredan los bosques, contaminan los ríos y atentan contra la vida y el medio ambiente, a quienes trafican con las personas: niñas y personas indefensas, que hicieron o hacen leyes a su medida, olvidando el amor a Dios y a los pobres. Dios sigue haciendo escuchar su voz, en los que claman justicia y verdad, honestidad y transparencia.

Escribas y fariseos buscaban la ocasión para matar a Jesús. Lo consiguieron. Así hoy desaparecen a los seguidores de Jesús que son fieles a su mensaje, que con su testimonio de vida anuncian a Jesús resucitado, que un nuevo mundo es posible, si cambiamos en el corazón y en la mente. Jesús nos vuelve a interpelar y cuestionar hoy, cuando se vive entre el lujo y la injusticia, si como líderes religiosos no levantamos la voz de Dios con los pobres que sufren toda clase de discriminación y atropello. A veces podemos estar apegados a doctrinas, tener un corazón de piedra, sin amor, sin fe y esperanza.

¿Cómo vivimos, la fe, el amor, la misericordia con nuestros prójimos?

Fr. Héctor Herrera, O.P.

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