Martes 24 de diciembre de 2019. Vigilia de Navidad

Gegorio, mártir (303)

Misa de la vigilia de Navidad

Is 62,1-5: El Señor te prefiere a ti. Salmo responsorial 88,4-5.16-17.27 y 29: Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Hch 13,16-17.22-25: Pablo da testimonio de Cristo, hijo de David. Mt 1,1-25: Genealogía de Jesucristo, hijo de David

Esta noche, todos los cristianos llenos de júbilo y alegría: celebramos el nacimiento de Jesús. Un Dios hecho niño, nos sonríe desde un humilde pesebre, una cuna de pajas. El niño más desprotegido, pobre entre los más pobres. Nos despierta con una gran riqueza de amor, de alegría, de paz. Sus jóvenes padres María y José se sorprenden y admiran ante la mirada tierna de un Dios que entra en nuestra vida y en nuestra historia, no con poder ni riquezas, sino humilde y sencillo. En su sonrisa y alegría nos saca del miedo, del temor para enseñarnos, el amor nos libera, nos congrega, nos capacita para reconocer que Dios se abaja entre los humildes para darnos su fuerza y valentía, para hacer nuevas todas las cosas.

La Palabra se ha hecho carne. Ninguno será excluido, nos dice el profeta Isaías 62,1-5 porque su salvación brilla como una antorcha. “Los pueblos verán tu justicia, y los reyes, tu gloria; te pondrán un nombre nuevo impuesto por la boca del Señor” (Is 62,2)

Pablo nos recuerda, este Jesús humilde es el descendiente de David: “De la descendencia de David, según la promesa, sacó Dios a Jesús como salvador” (Hech 13,23)

Jesús es el Dios con nosotros. Él nace en el niño, la niña pobre, que la sociedad va creando como el de la cultura del descarte. Él nos vuelve a cuestionar a creyentes y no creyentes que celebramos su nacimiento con todo el boato del consumismo comercial, que pierde el sentido de la vida, libertad, justicia y paz que Él nos trae. He venido para que tenga vida y vida en abundancia (Jn 10,10).

Cuidado que, como Iglesia, transformemos esta renovación de la historia, en algo superfluo y sin sentido. Jesús nace en el corazón de cada uno, para que unidos por su amor hagamos efectiva la solidaridad y el amor para todos, en especial, los más desvalidos para trabajar por una vida digna, humana y contemplar su rostro en la creación, protegiéndola y cuidándola.

Que nuestra vida feliz, llena del amor de Dios, sea una continua navidad. Feliz navidad a todos, as, que Cristo nazca en tu corazón.

Fr. Héctor Herrera, o.p

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