Miércoles 11 de noviembre de 2020 Semana 32 T.0.

Martín de Tours (397)

Tit 3, 1-7 Dios nos ha salvado

Salmo 22:

Lc 17, 11-19: Tu fe te ha salvado

Jesús camino a Jerusalén atraviesa Galilea y Samaria. Al entrar a un pueblo le salen al encuentro diez leprosos, que le dicen como hoy los pobres: ¡Jesús ten compasión de nosotros! ¿Qué va a hacer Jesús, frente a las leyes religiosas tan rígidas, que dividen a la sociedad entre puros e impuros? ¿Cómo cambiar la mentalidad y la costumbre de una sociedad que discrimina al enfermo? ¿Cómo nos habla hoy cuando, a veces se margina y discrimina a los enfermos de sida?

Al ver a esos leprosos que le suplican “Maestro, ten compasión de nosotros” (Lc 17,13). Él se detiene, los mira con amor y ternura, los reintegra a la comunidad. Los envía a los sacerdotes para que los declaren sanos. Pero al verse sanados, sólo uno, un samaritano que era doblemente marginado por ser leproso y extranjero, vuelve a darle gracias.

Jesús alaba la actitud de este samaritano. Sólo uno había vuelto a dar gracias a Dios. Lo mismo puede sucedernos a nosotros, nos acordamos de Dios, cuando necesitamos de Él, pero al vernos sanos, tal vez no somos capaces de dar gracias a Dios.

Es contra esa falsa imagen de Dios que Jesús nos previene. La fe del seguidor, es ser agradecidos. El signo del reino de Dios es amar, valorar y apreciar la vida. Que tú estás llamado a sanar tus heridas, a quererte y a ser agradecido a Dios; ayudar a los demás a sanar las heridas físicas y morales. Porque la vida, la salud, la fuerza, la sabiduría, la gratitud viene de él y si sabemos inclinarnos como el samaritano con humildad y gratitud, estamos reconociendo la acción gratuita y misericordiosa de un Dios cercano que nos muestra un camino diferente. Y que tenemos que ayudarnos a sanarnos los unos a los otros. Esto es ser solidario.

Sólo un corazón agradecido y generoso sabe reconocer que Dios es tierno y que es un Padre que nos acompaña a lo largo del camino de nuestra vida. Acerquémonos con un corazón  sincero y agradecido como los hijos, as que busca la fuente de la salud y de la vida. Él está con nosotros y nunca nos abandona, si somos fieles a Él.

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