Jueves 29 de julio de 2021. Tiempo Ordinario, Año Impar, Semana No. 17º
Marta (s. I)
1Jn 4, 7-16: Dios permanece en nosotros
Salmo 33: Gusten y vean qué bueno es el Señor
Jn 11, 19-27: Creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
Muchos judíos habían ido a visitar a Marta y María para darles el pésame por la muerte de su hermano. Cuando Marta oyó que Jesús llegaba, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Marta dijo a Jesús: Si hubieras estado aquí, Señor, mi hermano no habría muerto.
El evangelio de Juan es una profunda reflexión teológica del misterio de Jesús. Es una respuesta a la polémica sobre la divinidad y humanidad de Jesús frente a la tentación permanente de los cristianos de huir del mundo por miedo a sus crisis y conflictos. El texto de hoy nos presenta una realidad inevitable: la muerte de un ser querido. Por ahí tendremos que pasar tarde o temprano todos los mortales. Frente a esta realidad, algunas veces, nuestra fe es vacilante y desafiante. A Marta, Jesús le exige que confiese su fe en Él. Es el requisito que las primeras comunidades cristianas exigían a los que iban a ser bautizados: confesar su fe en Cristo resucitado y resucitador. Y nosotros, ¿creemos en la resurrección o pensamos que la muerte es un camino sin retorno? Nuestra forma de vida refleja la esperanza de morir porque vamos a resucitar con Cristo, algún día o ¿pensamos que la muerte es el fin? ¿Cómo vivo mi fe en los momentos de dolor?
F/ Editorial Claretiana