El arte tiende puentes en un mundo en guerra

«Dios omnipotente es la fuente eterna de la belleza, la verdad y la bondad», observó el Pontífice, y «el arte, el arte religioso en particular, puede llevar un mensaje de misericordia, compasión y aliento no sólo a los creyentes, sino también a quienes dudan, se sienten perdidos, inseguros o quizá solos».

“Porque el arte siempre habla al alma. Tiene el poder de fomentar el reconocimiento de nuestra humanidad común, de tender puentes entre culturas y pueblos, y de crear ese sentido de la solidaridad que tanto necesitamos en nuestro mundo tristemente dividido y asolado por las guerras. El arte regenera el espíritu humano, igual que el agua regenera el desierto seco y árido”

La actividad de estos mecenas modernos constituye una invitación a las «nuevas generaciones a reflexionar sobre la conexión intrínseca entre arte, historia, cultura y fe» y, señaló el Papa, tiene un objetivo preciso.

“Se trata de garantizar que los tesoros artísticos de las colecciones vaticanas, en los que se refleja la inmensa diversidad de culturas, tradiciones y expresiones creativas que enriquecen el mundo, puedan seguir ‘inspirando, elevando y revelando’ las esperanzas y aspiraciones más profundas del corazón humano”

Según Francisco, un recordatorio de la responsabilidad colectiva que cada generación tiene por la custodia y el «patrimonio inestimable que se nos ha confiado». Además de las importantes obras de restauración llevadas a cabo en las últimas cuatro décadas, como los frescos de las Salas de Rafael, la Galería de los Mapas, la Capilla Paulina, la Galería de los Candelabros o el Patio de la Piña, el Santo Padre hizo una mención especial a las intervenciones llevadas a cabo durante los últimos años de encierro durante la pandemia

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