Dios nos llama a un cambio de mentalidad

Francisco fue radical al afirmar que “Dios nos llama a un cambio de mentalidad absoluto sobre nuestra concepción de las relaciones privilegiando al menor, al pobre, al servidor, al ignorante, sobre el mayor, el rico, el amo, el letrado”.

El Papa advirtió que “ver la propia flaqueza como una excusa para dejar de ser personas cabales y cristianos enteros, incapaces de asumir el control de su destino, creará personas infantiles, resentidas”.

El Santo Padre también se refirió a los enormes desafíos que asumen diariamente los participantes de este congreso llegados de 20 países, entre quienes se cuentan laicos, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, profesionales de distintas disciplinas, así como responsables de oficinas para la prevención de abusos tanto a nivel de diócesis como de congregaciones religiosas. Muchos de ellos desenvuelven su labor en ámbitos sociales enfermos, carentes de presupuestos de entereza moral, “con relaciones humanas e institucionales pervertidas por el egoísmo, la desconfianza, el miedo y el engaño”, detalló el Papa.

Por eso, exhortó a los congresistas a continuar con su trabajo para acabar con las dinámicas que protegen a quienes usan sus posiciones sociales superiores para imponerse perversamente a otros, pero también les solicitó que puedan comprender por qué dichas personas no tienen la capacidad de entablar relaciones sanas ni de actuar según una recta conciencia. “Humanizar las relaciones en cualquier sociedad, también en la Iglesia, supone trabajar con denuedo para formar personas maduras, coherentes, que, firmes en su fe y en sus principios éticos, sean capaces de afrontar el mal, dando testimonio de la verdad con mayúsculas”, puntualizó Francisco.

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