Evangelio del Martes 13 de mayo del 2025. Cuarta semana de Pascua.
Primera Lectura. Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 11, 19-26
Salmo 86, 1-3, 4-5. 6-7 R/. Alabad al Señor, todas las naciones.
Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 22-30 “Yo y el Padre somos uno”
Jesús en este texto aplica el dicho que conocemos: “no hay peor sordo que el que no quiere oír”; porque es lo que sucede con sus interlocutores, los judíos. Y añadiríamos; “no hay peor ciego que el que no quiere oír”. Jesús se había presentado como Mesías, pero no lo quisieron oír. Jesús había realizado signos que manifestaban que Dios estaba con él, pero no lo quisieron ver. Las palabras de Jesús, avaladas con sus signos no les interesaban, les bajaban de su pedestal social, religioso, ideológico; les complicaba la vida. No habría declaración clara ni hechos incontestables, que le sacaran de su situación religiosa, social e ideológica.
Para encontrarse con Jesús es necesario buscarle o al menos no cerrarse a él, estar abierto a lo que va a exigir en nuestro modo de vivir y de convivir… Estar abierto a lo que nos indique ya es ser, como dice el mismo Jesús, ovejas suyas. Con nuestras limitaciones; que aceptamos; no nos inducen a prescindir de él. Es una fuerte tentación que abarca muchos aspectos de nuestro vivir y convivir: desear que el evangelio de Jesús avale nuestras opciones de vida, y no preocuparse de que estas sean acordes con el evangelio, con la fe que profesamos. No es fácil ser sinceros con uno mismo. Es una apuesta, sin embargo, ineludible a quien busca la verdad y desea ser fiel a ella.
Por ello a la luz de este texto hemos de preguntarnos si queremos ser conducidos por el evangelio como surge de Jesús, o interpretamos sus palabras para justificar, lo que no es evangélico en nuestra vida.
F/www.dominicos.org