Viernes 25 de junio de 2021. Tiempo Ordinario, Año Impar, Semana No. 12

Am 7,10-17: Anda y profetiza

Salmo: 18: Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos

Mt 9,1-8: La gente alababa a Dios

Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor

Todo irá bien al hombre o mujer que honra al Señor; esa es la clave de la bendición del Señor. En el hogar, en la familia, con los hijos, si se honra -es una traducción más sensata de “quien teme” al Señor, todos sus asuntos serán bendecidos, decir bien, bien dichos y proclamados, por el Señor. Así que ya sabemos, según el salmista, dónde encontrar la llave de la dicha personal y familiar: bendecir al Señor, no olvidarlo, tenerle muy en cuenta en la vida diaria.

Si quieres puedes limpiarme

Quien era leproso, era ritualmente impuro. Quien tocase a un leproso, quedaba estigmatizado: era igualmente impuro. Jesús, eso le trae sin cuidado; no se anda con rodeos ni titubea cuando aquel leproso se puso delante, en pie, con firmeza, sin arrastrase ni dar lástima.

Decidido dijo: Si quieres puedes limpiarme… No suplica quejumbrosamente. Si quieres… ¿Y si no hubiera querido? Pues nada, a otra cosa. Sigamos ambos nuestro camino. Lo que convenció, ¿enterneció? a Jesús fue ver a aquel hombre con una petición clara, con un hablar resolutivo y firme, con una tal determinación, que era imposible negarse. Nada de rodeos ni súplicas melifluas. Ello no está reñido con la magnanimidad, con la ternura, con la disciplina.

 Quiero. ¡Queda limpio! ¿Cabe mayor osadía en aquel contexto?

Eso sí, Jesús puso condiciones: No vayas pregonándolo, no se lo digas a nadie. Vete al templo y haz lo que está prescrito por la ley… Después, imagino que le diría, vuelve a casa, con tu familia, (si tienes) y sé fiel al Señor. No le dijo: Ven y sígueme, o me debes una. No.

F/Dominicos.org

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