Nuestro valor no depende del éxito, sino de la belleza a los ojos de Dios

Jesús no es sólo el guía, por tanto, Cabeza del rebaño, sino sobre todo quien piensa en cada uno de nosotros como el amor de su vida. Así lo precisa de nuevo Francisco, añadiendo:

Pensemos en esto: yo para Cristo soy importante, Él piensa en mi, soy insustituible, valgo el precio infinito de su vida. Y esto no es un modo de decir: Él dio realmente su vida por mí, murió y resucitó por mí, ¿por qué? Porque me ama y encuentra en mí una belleza que yo a menudo no veo.

La preocupación del Papa se dirige a esas personas, tantas, que hoy se consideran inadecuadas o incluso equivocadas. “¡Cuántas veces se piensa que nuestro valor depende de los objetivos que seamos capaces de alcanzar, del éxito a ojos del mundo, de los juicios de los demás!”, exclama el Pontífice. «¡Cuántas veces acabamos desperdiciándonos por pequeñeces!». Y luego la invitación, a descubrir el secreto de la vida, a dedicar cada día un tiempo a la oración, a dejarse mirar con la mirada amorosa de Dios:

Hoy Jesús nos dice que nosotros para Él valemos mucho y siempre. Y entonces, para encontrarnos a nosotros mismos, lo primero que hay que hacer es situarnos en su presencia, dejarnos acoger y aliviar los por brazos amorosos de nuestro Buen Pastor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *