León XIV insta a promover políticas de reconciliación

«Inmóviles, silenciosos y quizás tristes» ante el sufrimiento de los inocentes, pensando que a estas alturas «ya no se puede hacer nada». Es ahí donde se corre el riesgo de la «globalización de la impotencia», una actitud tan peligrosa -o quizá más- que la «globalización de la indiferencia». León XIV toma el testigo de una «vieja» expresión del Papa Francisco, que ha quedado impresa en el imaginario colectivo, para relanzar esta nueva expresión -ya utilizada en el videomensaje para Lampedusa- que advierte de un posible peligro: la resignación, el inmovilismo e incluso la costumbre de que el sufrimiento ajeno ya ni siquiera «intentamos más aliviar». Algo que, ante la cifra estimada de 100 millones de personas afectadas por la migración y el desplazamiento, no podemos permitirnos en absoluto.

El Pontífice se dirige a los participantes en la conferencia internacional Refugiados y migrantes en nuestra casa común, que, organizada por la Universidad de Villanova (a la que asistió el propio Robert Francis Prevost), está reuniendo en el Augustinianum -en estos días previos al Jubileo del mundo misionero y migrante- a representantes de universidades, ONG y socios comunitarios para elaborar planes de acción que respondan a las causas estructurales de los fenómenos migratorios.

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