La voz de la mujer en la Conferencia Eclesial de la Amazonía
De los 24 participantes de la Asamblea constitutiva de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, celebrada virtualmente de manera inédita –con mediaciones digitales– el 26 y el 29 de junio, tres eran mujeres: Patricia Gualinga, del pueblo kichwa-Sarayaku, de Ecuador; Gloria Liliana Franco, religiosa colombiana, presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos (CLAR); y Laura Vicuña Pereira, religiosa e indígena brasileña, del pueblo Kariri, de Brasil.
En términos porcentuales, las mujeres representaron el 12,5% de los miembros de esta Asamblea. Allí tuvieron voz, pero no voto. Sin embargo, las tres harán parte del Comité Ejecutivo de la nueva Conferencia Eclesial de la Amazonía, que liderará el cardenal brasileño Cláudio Hummes –como presidente del naciente organismo–, y representarán un tercio, dado que serán nueve integrantes, en total.
Durante el proceso de preparación de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, fue claro que “en las múltiples consultas realizadas en el espacio amazónico, se reconoció y se recalcó el papel fundamental de las mujeres religiosas y laicas en la Iglesia de la Amazonía y sus comunidades, dados los múltiples servicios que ellas brindan”, como quedó consignado en el No. 103 del Documento Final. Ciertamente, el rostro amazónico de la Iglesia no puede prescindir del rostro femenino.
Para Patricia Gualinga, con la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, “la Iglesia católica tiene la oportunidad de actuar con celeridad para apoyar a los pueblos indígenas, para cuidar la casa común que está siendo depredada inmisericordemente, para transformar en profundidad esta realidad”.
Para ello, la líder sarayaku apunta que esta nueva Conferencia Eclesial “necesita escuchar y entender a los pueblos originarios para descubrir el Espíritu en nuestras culturas”.
Por su parte, Liliana Franco, a la luz del magisterio de Francisco en Laudato Si’ y Querida Amazonía, considera que “la certeza de que todo está conectado nos impulsa a relaciones más honestas y responsables, de mayor cuidado y reverencia con todo lo que existe, nos hace más conscientes ante la degradación del ambiente humano y natural, sencillamente hermanos”.
Estas nuevas relaciones fraternas y horizontales, desde la perspectiva femenina de la vida religiosa se sostienen desde “el encuentro como auténtico camino a la humanización” y desde “la opción por una ecología integral que configure el ser, el rostro de la sociedad y de la Iglesia, a partir de relaciones de cuidado, equitativas y justas que dignifiquen”.
Las voces de Patricia Gualinga y de Liliana Franco hablan de interdependencia entre los seres humanos y con la Hermana Tierra, de la defensa de la vida como consigna inaplazable, de salir de las zonas de confort que paralizan y limitan las nuevas sendas que precisa recorrer las Iglesia en la Amazonía.
Ellas, junto a Laura Vicuña, llevarán las voces de las mujeres de la Amazonía para hacer realidad el sueño del Papa de “ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia” (Evangelii Gaudium 103).