El diálogo construye la paz, no la venganza ni el odio
Ni las armas, ni el terrorismo, ni la guerra, sino la compasión, la justicia y el diálogo son los medios adecuados para construir la paz. Francisco se detiene en el significado del «diálogo», entendido como el contacto del ser humano con el prójimo, donde el ser humano mismo se hace diálogo, siguiendo la Palabra de Dios.
«Orienta nuestros pasos precisamente a la búsqueda del prójimo, a la acogida, a la paciencia; ciertamente no al ímpetu repentino de la venganza y a la locura del odio bélico. ¡Qué importante es, pues, para nosotros creyentes, ser testigos del diálogo!»
Judaísmo y cristianismo, añade Francisco, no son «dos creencias ajenas la una a la otra» que se hayan desarrollado «independientemente en espacios separados y sin influirse mutuamente». El Papa recuerda cuando Juan Pablo II, durante su visita a la Sinagoga de Roma, fue el 13 de abril de 1986, llamó a los judíos «hermanos queridos» y «hermanos mayores», señalando que la fe judía es «intrínseca» al cristianismo. El diálogo entre judíos y cristianos, por tanto, concluyó Francisco, «más que un diálogo interreligioso, es un diálogo de familia».
«Queridos hermanos, estamos vinculados unos a otros ante el único Dios; juntos estamos llamados a testimoniar con nuestro diálogo su palabra y con nuestra conducta su paz. Que el Señor de la historia y de la vida nos dé valor y paciencia para hacerlo. Shalom».