Miércoles 17 de Junio de 2020. A. 11ª Semana T.0.
Gregorio Barbarigo (1687) Avito, abad (530)
2Re 2,1.6-14: Elías subió al cielo. Salmo 30: Sean fuertes y valientes de corazón. Mt 6,1-6.16-18: Tu Padre te recompensará.
Mt 6,1-6.16-18: Jesús toca una de las realidades diarias de nuestra sociedad. Cuando hagas el bien a tu prójimo no busques el elogio ni la aprobación. Es tu deber cristiano.
Jesús nos aclara: hacer el bien, no para ser bien vistos, ganar prestigio, poder. Si damos una limosna, es lo que le pertenece a los pobres. Es cambiar el sistema de ver al pobre como mercancía, como sucede, en la Amazonía peruana, con la trata de personas, adolescentes que son robadas y prostituidas. Esto es inhumano, porque las relaciones del sistema económico y la corrupción complican la vida y dignidad del ser humano. Este olvido de las poblaciones aborígenes se da con esta pandemia.
Cuando tú hagas algo a favor de los pobres: enséñale a ser más persona, a trabajar con sus manos, en proyectos de un desarrollo humano, espiritual. Trabajemos por economía inclusiva y solidaria.
Cuando tú ores entra en tu habitación interior. Encuéntrate contigo mismo y con Dios. No hagas como los paganos, que les gusta aparecer, sino tu Padre que ve tu corazón te escuchará, si tú obras con sinceridad.
Invoquemos a Dios nuestro Padre, para reconocernos como hermanos, trabajar por nuestra dignidad como personas, esforzarnos en reconocer nuestros derechos y deberes para construir una familia unida, solidaria, con fe y esperanza.
El verdadero ayuno es compartir tu pan con el hambriento, vestir al desnudo, dar techo al que lo necesita. Si todos nosotros nos comprometiéramos como cristianos en hacer las cosas bien hechas, desde quienes gobiernan o a quienes elijamos con responsabilidad para tener un país con valores humanos, morales y espirituales, el bien y la felicidad de todos crecerá.
¿Practicamos la justicia de Jesús, como principio fundamental de nuestra vida cristiana, para que incluya a los desheredados de la sociedad?
Fr. Héctor Herrera op.