Martes 11 de Febrero de 2020. A. 5ª Semana T.0. 28 JME.
Nuestra Señora de Lourdes
1Re 8,22-23.27-30: Escucha la súplica de Israel. Salmo 83: ¡Que deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mc 7,1-13: Descuidan el mandato de Dios.
MC 7,1-13: Mc 7,1-13: los fariseos y letrados se reúnen junto a Jesús, para mostrar su legalismo, y criticar a sus discípulos de no lavarse las manos. Jesús no rechaza la cultura de su pueblo, sino la soberbia legalista que declara “puros” a unos por el hecho de apegarse a una norma tan legalista que excluye a los demás considerando impuros a los enfermos, pobres, mujeres y paganos.
Jesús responde a esta crítica con la Sagrada Escritura: “Qué bien profetizó Isaías de la hipocresía de ustedes. Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí; el culto que me dan es inútil, ya que la doctrina que enseñan son preceptos humanos. Ustedes descuidan el mandato de Dios y mantienen la tradición de los hombres” (Mc 7, 6-8)
Jesús desenmascara la hipocresía, de quienes controlan la Ley, para manipular la Palabra de Dios. Igual puede suceder hoy, manipular la Palabra de Dios para mantener una ideología dominante, o costumbres que nada tienen que ver con la misericordia y la justicia de Dios.
Hoy celebramos la 28 Jornada Mundial del Enfermo que nuestra preocupación se centre en devolverle la salud al necesitado como nos pide el Papa Francisco: “En esta XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, pienso en los numerosos hermanos y hermanas que, en todo el mundo, no tienen la posibilidad de acceder a los tratamientos, porque viven en la pobreza. Me dirijo, por lo tanto, a las instituciones sanitarias y a los Gobiernos de todos los países del mundo, a fin de que no desatiendan la justicia social, considerando solamente el aspecto económico. Deseo que, aunando los principios de solidaridad y subsidiariedad, se coopere para que todos tengan acceso a los cuidados adecuados para la salvaguardia y la recuperación de la salud. Agradezco de corazón a los voluntarios que se ponen al servicio de los enfermos, que suplen en muchos casos carencias estructurales y reflejan, con gestos de ternura y de cercanía, la imagen de Cristo Buen Samaritano.
Encomiendo a la Virgen María, Salud de los enfermos, a todas las personas que están llevando el peso de la enfermedad, así como a sus familias y a los agentes sanitarios. A todos, con afecto, les aseguro mi cercanía en la oración y les imparto de corazón la Bendición Apostólica. 28 JME Papa Francisco)
Fr. Héctor Herrera o.p.